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Articles divers et variés principalement autour du thème de la traduction et du travail de traducteur.
Artículos principalmente alrededor de la traducción y del trabajo del traductor.

Que traducir no es/ no sea otra cosa que traducir /// Traduire n’est pas / ne doit pas être autre chose que créer

Que traducir no es/ no sea otra cosa que traducir /// Traduire n’est pas / ne doit pas être autre chose que créer

Un artículo muy interesante que les aconsejo….

Un artículo que invita al debate… Al igual que Luz, pienso que las ediciones bilingües son muy importantes porque permiten descubrir una doble cultura y entender mejor los mecanismos de un idioma que no forzosamente conocemos muy bien y cuya lectura en el idioma fuente sería imposible.

« No creo que pudiera explicar bien mi relación con el lenguaje, con las lenguas, la traducción, la autotraducción y la poesía misma sin aclarar primero la razón por la cual mi poesía se equilibra en esa línea quebrada e inestable de los cruces lingüísticos, que es a la vez un espacio de maravillosa libertad creativa. »

Siendo también bilingue pero francés-español como lo habrán notado en mi sitio pues sí obliga a los vaivenes entre ambos idiomas y se abren así aún más las puertas de la creación: poder escribir, sentir, pensar, soñar en ambos idiomas que son tan diferentes ofrece una libertad única.

«Intento traducirlo al castellano y no me resulta difícil hacerlo pero el mundo de Casa pechada no quedaba en absoluto traducido en este castellano mío, que yo llamo “de formación” con todas las imprecisiones que esta expresión contiene. El resultado era plástico malo, cosa fría y muerta, como cadáver. »

Pues sí, a veces, hay cosas que no pueden ser traducidas o que pierden todo sentido.

« Nada de esto hubiera podido hacer un traductor ajeno a la obra (¿o sí? ¿o hasta qué punto?). Escuché decir una vez a un compañero poeta “traducirse a uno mismo es como operarse a uno mismo”. No puedo estar más en desacuerdo: operarse sería dolorosísimo, además de imposible. La autotraducción puede convertirse en purito placer: es fácil traicionarse a una misma pero una, en el fondo, sabe quién es. »

¿Cómo no estar de acuerdo ?… ¡Que viva la autotraducción!

« Que los mestizajes lingüísticos son tan naturales como los otros, que las lenguas migran con las gentes porque pertenecen a los pueblos que las hablan más que a sus Academias o a sus gramáticas y gramáticos. Que traducir no es otra cosa que crear. »

Fusionar dos idiomas es también hacer fusionar dos culturas: en mi caso la mexicana y la francesa. Las lenguas evolucionan, la gente migra, emigra, y la historia también evoluciona. Crear siempre será la fuente económica de cada artista.

Hablando de « co-co-co u » « La traducción al castellano de este libro la llevó a cabo Ángela Segovia, una poeta grande. Le dije: “traicióname si quieres, siéntete libre”. Y traicionando a veces, nunca me traicionó. Eligió el castellano del pueblo de su abuela, una zona rural castellana y allá se fue, a traducir un mundo subalterno a otro mundo subalterno, una lengua de pobres a una lengua de pobres. Y brilló en toda su libertad. »

Pues, sí porque traducir también es interpretar, hay que confiar en su traductor. Por eso son importantes las relaciones entre autores y traductores para entender y comprender mejor todos los detalles nimios del autor, su contexto, su vida, etc. Aunque también subraya más preguntas como los problemas de traducción de textos clásicos ya que no hay contactos directos con los autores pero siempre existe un vínculo a la obra y la interpretación que se hace de la misma.

Pongo de relieve que sí es relevante como lo subraya Luz que los traductores también sean literatos porque allí según me parece, también entra lo relativo a la sensibilidad a nivel de la escritura. Sin olvidar que también traducir es crear libertad y abrir puentes interculturales entre naciones y culturas distintas lo que es sumamente imprescindible viviendo en un mundo mundializado y con intercambios permanentes.

 

Que traducir no es / no sea otra cosa que crear

Un article très intéressant que je vous conseille vivement de Luz Pichel et traduit pàr Christilla Vasserot

Traduire n’est pas / ne doit pas être autre chose que créer

Un article qui invite au débat…Comme Luz, je pense que les éditions bilingues sont très importantes car selon moi, elles permettent de découvrir une double culture et d’essayer de comprendre les mécanismes d’une langue que nous ne connaissons pas forcément très bien et dont la lecture en langue source serait impossible.

« Je ne saurais expliquer correctement ma relation au langage, aux langues, à la traduction, à l’auto-traduction et à la poésie sans expliquer d’abord la raison pour laquelle ma poésie trouve son équilibre sur cette ligne brisée et instable des croisements linguistiques, qui est en même temps un formidable espace de liberté créative. »

En effet, moi-même bilingue français-espagnol comme vous l’aurez remarqué dans mon site oblige aux va-et-vient entre les deux langues et la création est alors multiple, pouvoir écrire, sentir, ressentir, penser, rêver dans deux langues distinctes offrent une liberté unique.

« J’ai essayé de le traduire en castillan et je n’ai pas eu de mal à le faire mais il ne restait rien du monde de Casa pechada une fois traduit dans ce castillan qui est le mien, que j’appelle un castillan « de formation », avec toutes les approximations que ce terme contient. Le résultat était en plastique de mauvaise qualité, une chose aussi froide et morte qu’un cadavre. »

Oui car des fois, il y a des choses qui ne peuvent être traduites ou qui perdent alors tout leur sens.

« Un traducteur étranger à l’œuvre n’aurait rien pu faire d’approchant. (Uu peut-être que si ? Jusqu’à quel point ?) J’ai entendu une fois un confrère poète dire  : « se traduire soi-même, c’est comme s’opérer soi-même ». Je ne saurais être plus en désaccord : s’opérer soi-même, ce ne serait pas seulement impossible mais terriblement douloureux. Alors que l’auto-traduction peut devenir un pur plaisir : il est facile de se trahir soi-même mais, dans le fond, on sait qui on est. »

Comment ne pas être d’accord ?! … Vive l’auto-traduction !!

« Que les métissages linguistiques sont aussi naturels que les autres, que les langues migrent avec les gens parce qu’elles appartiennent aux peuples qui les parlent plus qu’à leurs Académies ou à leurs grammaires et leurs grammairiens. Que traduire n’est pas autre chose que créer. »

Assimiler deux langues, c’est aussi assimiler deux cultures: dans mon cas, la culture mexicaine et la culture française. Les langues évoluent, les gens migrent, émigrent, l’histoire aussi évolue. Créer restera toujours le fond de commerce de chaque artiste.

Parlant de « co-co-co u » « La traduction de ce livre en castillan a été réalisée par Ángela Segovia, une grande poétesse. Je lui ai dit : « trahis-moi si tu veux, sens-toi libre ». Et en me trahissant parfois, elle ne m’a jamais trahie. Elle a choisi le castillan du village de sa grand-mère, dans une zone rurale de Castille et elle est partie là-bas, pour traduire un monde subalterne dans un autre monde subalterne, une langue de pauvres dans une langue de pauvres.  Brillamment libre. »

Car en effet, traduire c’est aussi interpréter, et il faut savoir faire confiance à son traducteur, voilà pourquoi de bons rapports entre auteurs et traducteurs sont cruciaux afin d’entendre, de comprendre au mieux les tenants et aboutissants de l’auteur, son contexte, sa vie, etc. Bien évidemment sera soulève de nombreuses autres questions quant aux problèmes de traduction de textes classiques car il n’y a pas de contact direct mais il y a toujours le rapport à l’oeuvre et surtout l’interprétation de celle-ci.

J’en profite pour souligner l’importance aussi mentionné par Luz que les traducteurs soit des littéraires parce qu’il y a là le fondement de ce qui est lié à la sensibilité au niveau de l’écriture. Il ne faudrait pas non plus oublier que traduire, c’est aussi créer de la liberté et ouvrir des ponts interculturels entre des nations et des cultures distinctes ce qui est crucial dans un monde mondialisé aux échanges permanents.

 

El Trujamán, revista diaria de traducción

El Trujamán, revista diaria de traducción

El destino

Por Carlos Fortea

No hay nada más deplorable para un traductor que enfrentarse a esos conceptos procedentes del mundo de la mercadotecnia que cada vez interfieren más en su trabajo. Se trata de conceptos ajenos a la esencia de su tarea que, sin embargo, pugnan por interferir en ella, llenando el universo de incertidumbres del trujamán de nuevas estrellas dubitativas.

Uno de mis conceptos favoritos es el de «público de destino». Favorito, en primer lugar, por sus reminiscencias mitológicas: la unión de público y destino parece dar a nuestro trabajo una importancia épica, se diría que el fatum va a intervenir de alguna manera, guiando nuestra mano sobre el papel hacia metas aún indefinidas pero inevitables.

Favorito, en segundo lugar, porque soy incapaz de establecer cuál es el público de destino de un libro. Si le preguntamos a un escritor para quién escribe, no creo que defina a sus lectores con lo que en mercadotecnia llaman un «perfil», sino que aspire a alcanzar el mayor universo abarcable de entre los posibles.

Favorito, en tercer lugar, porque… porque a pesar de no saber quién es, es inevitable tenerlo presente.

Me explicaré. Adelanto que no me cabe duda —y es de las pocas cosas que no me inspiran dudas— de que saber a quién se dirige hipotéticamente un libro en nada afecta a su traducción. No traducimos un para quién, sino un qué, y ese qué viene dado, nosotros no hacemos más que interpretarlo con lealtad.

Sin embargo, eso no significa que no haya puntos de conflicto. Incluso si pensamos que haremos caso omiso del famoso público, ese público va a hacerse presente, por ejemplo, en el momento en que nos sintamos tentados de poner una nota a pie de página.

Supongamos que en nuestro texto nos hemos encontrado con una alusión a un desconocido escritor alemán —desconocido, se entiende, para el lector español— llamado Ludwig Renn. La alusión es oscura, y podemos sentir la necesidad de explicar que Ludwig Renn fue, por ejemplo, miembro del Estado Mayor de la XI Brigada Internacional, que por eso en el texto se le relaciona con la guerra de España, que…

¿Qué? ¿Hasta dónde llevamos la explicación? ¿Hasta las fronteras de lo generalmente conocido? ¿Cuáles son las fronteras de lo generalmente conocido? ¿Es generalmente conocido que Renn y Hemingway colaboraron con Joris Ivens en el rodaje del documental Tierra de España? ¿Es suficientemente conocido Hemingway? ¿Y Joris Ivens?

La pregunta plantea de repente un abanico de interrogantes que sería más propio de un sociólogo que de un traductor. Valoramos —de forma arbitraria— que Hemingway es más que conocido, pero al hablar de Ivens consideramos tal vez oportuno precisar algo más. Hablamos de pasada de su militancia comunista y de que recibió el Premio Lenin. Pero el Premio Lenin ya no existe, tal vez tengamos que poner una nota dentro de la nota explicando a las jóvenes generaciones quién lo daba y qué significaba.

Pero tal vez las jóvenes generaciones no estén tan desinformadas como pensamos, y no precisen ser consideradas «público de destino» de una nota tan lerda. O tal vez sí.

La pregunta importante, en cualquier caso, es: ¿Quién es el traductor para tomar una decisión así? ¿Acaso el texto original lleva notas, salvo cuando alguien se arroga el derecho de convertirlo en edición crítica?

Preguntas, preguntas, preguntas. Nadie nos forma para responder a tantas preguntas. Pero todas están en nuestro texto.

Tal vez es el destino.

 

 

Sacado de : http://cvc.cervantes.es/trujaman/anteriores/marzo_11/16032011.htm

Entretien avec Jean-Luc Lacarrière

Entretien avec Jean-Luc Lacarrière

Jean-Luc Lacarrière (Espagnol / Anglais / Français)

Entretien avec Jean-Luc Lacarrière (réalisé par Maïté Claire Abadie)
1 – Tout d’abord, quelle est votre formation académique?
J’ai fait mes études à l’université Toulouse le Mirail en Langue et Civilisation Anglaises avec comme spécialité Roman Contemporain Américain. Je me suis spécialisé en littérature hispano- américaine pour la traduction littéraire.
 
2- Aujourd’hui, quelle est votre profession?
Je suis actuellement enseignant de français dans le secondaire et traducteur littéraire.
 
3- Comment vous est venue votre vocation d’être traducteur ?
Ce n’est pas une vocation. Cela est dû au hasard d’une rencontre. VSN (Volontaire du Service National Actif) au Honduras dans les années 80, où j’ai fait la connaissance de Philippe Ollé-Laprune, alors attaché culturel de l’Ambassade de France. Il deviendra plus tard Directeur du Bureau du Livre à México, puis Directeur de la Casa Refugio Citlaltepetl. Il sera le premier à me proposer des traductions.
 
4- Traduisez-vous d’autres langues ? Combien de langues parlez-vous, quelles sont-elles ?
Je traduis de l’espagnol et de l’anglais vers le français. Je lis l’italien, le portugais et l’occitan. Comme je le disais, je n’enseigne ni l’anglais, ni l’espagnol, mais le français. La question n’est pas anodine. Un traducteur littéraire est avant tout un spécialiste de la langue vers laquelle il traduit. Peu importe la langue source, c’est la langue cible qui compte, celle qu’il faut maîtriser. Je ne parle pas un traître mot de roumain mais si l’on m’accorde le temps qu’il faut je mènerai à bien n’importe quelle traduction littéraire de cette langue vers le français. L’inverse ne sera jamais vrai : j’ai beau avoir une maîtrise relativement correcte de l’espagnol ou de l’anglais, je ne pourrais jamais traduire du français vers ces langues. En clair, il n’y a meilleure préparation à l’exercice du métier de traducteur que l’étude de sa langue maternelle.
 
5 – Depuis quand, traduisez-vous ?
Depuis 25 ans. Ma première traduction a été « Introduction de Miguel León Portilla à Témoignages de l’ancienne parole, La Différence, Les Voies du Sud, 1991.
 
6– Combien de livres avez-vous traduit ?
Difficile à dire. Tout d’abord, il n’y a pas que des « livres » dans le travail d’un traducteur littéraire ; il y a des textes courts, articles, nouvelles, poèmes, extraits, publiés en revues, magazines, en ligne…
Il y a surtout une différence entre les livres traduits et les livres traduits et publiés. Certains projets n’aboutissent pas. Pourtant, ces travaux, même s’ils ne débouchent pas sur une publication (certains le feront un jour peut-être) participent autant à l’auto-formation du traducteur que les autres.
Mais pour donner un ordre d’idées, je dirais une quinzaine.
 
7- Travaillez-vous pour plusieurs maisons d’édition ? Si oui, lesquels ? Comment les choisissez-vous ?
Oui. Dernièrement, deux essentiellement : Gallimard et La Différence. Je ne choisis rien. C’est plutôt l’inverse qui se produit.
 
8- Avez-vous un domaine de traduction favori ?
Pas vraiment. J’aime surtout traduire ce que j’ai eu plaisir à lire…
 
9- Pourquoi avoir choisi de traduire de la poésie ?
Encore une fois : je n’ai pas choisi. On me propose : j’accepte.
Pourquoi continue-t-on à me proposer de traduire de la poésie ? Pour deux raisons je suppose : 1) je dois avoir certaines compétences acquises et/ou naturelles, 2) peu de traducteurs acceptent, soit parce qu’ils pensent ne pas avoir les compétences, soit, plus simplement, parce qu’ils ont besoin de traduire pour vivre et que traducteur de poésie est probablement le métier le moins bien rémunéré au monde. Sachant que vous pouvez « bloquer » sur un vers pendant des jours entiers, il est tout à fait courant de passer plusieurs mois sur un contrat inférieur à mille euros, avec, au final, un revenu largement inférieur au salaire minimum du pays où l’on exerce. D’où ce constat commun : très peu de traducteurs littéraires parviennent à vivre de leur seule activité de traducteur littéraire. Dans le meilleur des cas ils restent traducteurs en ajoutant à leur arc la corde de la traduction technique.
 
10- Pourquoi avoir traduit des auteurs hispano-américains ? Ou traduisez-vous aussi des auteurs espagnols ?
Même remarque que précédemment sur l’idée de « choix »… Le seul auteur que l’on pourrait considérer comme espagnol que j’ai traduit est Tomas Segovia. Mais il est autant mexicain qu’espagnol.
 
11- Quels outils utilisez-vous ? (dictionnaires, logiciels, versions papier, numérique, internet, …) ?
J’utilise absolument tous les outils à ma disposition. Il n’est aucun document qui ne puisse un jour être utile à un traducteur. La solution à un problème donné peut se trouver dans une brochure publicitaire trouvée dans votre boîte aux lettres…
Internet est bien sûr devenu l’allié principal de tous les traducteurs, littéraires ou pas.
Pour la traduction littéraire, je n’ai jamais utilisé de logiciel de type Trados.
 
12- Combien de relectures effectuez-vous avant de soumettre un texte ?
Aucune règle. Cela dépend du texte traduit.
 
13- Quelle est votre approche par rapport à la traduction (sourciste ou cibliste) et pour quelles raisons ?
Les débats théoriques source/cible m’intéressent au plus haut point. Je lis avec avidité tout ce que je peux trouver sur le thème. Curieusement, en traduisant, je ne me suis jamais posé la question. J’imagine que naturellement je navigue, j’oscille entre les deux approches, un peu « au feeling »… La seule règle que je m’impose est celle de la lisibilité : la version traduite se doit d’être fluide, écrite dans un français le plus naturel possible. Je suppose donc que l’on pourrait y voir une approche cibliste…
 
14- Avez-vous constaté une évolution dans votre pratique de la traduction ? Pensez-vous que le traducteur, « comme le bon vin, se bonifie » avec le temps et l’expérience ?
Oui bien sûr. C’est vrai. Mais on pourrait dire la même chose de mes compétences en tant que cuisinier, jardinier ou électricien…
Le revers de la médaille, c’est qu’avec l’expérience on ose probablement moins. J’imagine que si je relisais ma traduction de De Perfil de José Agustin je constaterais avec quelque effroi que le jeune traducteur que j’étais prenait des libertés peu communes. Enrique Serna a d’ailleurs écrit un article sur cette traduction, fort intéressant. La vérité qui ressort de ce constat, c’est qu’une infime partie des traductions publiées souffrirait un examen critique. Mais qui, de nos jours, lit en bilingue ?
 
15- Êtes-vous satisfait de vos traductions ?
Dans l’absolu, bien évidemment non.
Contextuellement (c’est-à-dire en prenant tous les facteurs en compte : rémunération, délais imposés, etc…), oui.
 
16- Pourquoi avoir choisi de traduire « primero sueño » de Sor Juana Inés de la cruz ? Était-ce votre première de traduction de poésie baroque ?
Une dernière fois : les traducteurs littéraires disposant d’un choix, quelconque, sur leur travail, se comptent, en France, sur les doigts d’une main.
J’ai eu, pour cet ouvrage, un droit de regard sur la sélection des textes choisis, en particulier les sonnets. Pour la Collection Orphée de La Différence, les contraintes sont particulières. Volume simple ou double. Un certain nombre de pages. Les meilleures pages d’un auteur. Un aperçu global de tous les talents d’un auteur. Etc.
 
17- Pourquoi faire une édition bilingue ? Est-ce une demande de l’éditeur ou votre volonté ? Si oui, pourquoi ?
C’est un parti pris de la Collection Orphée. En ce sens s’il n’en fallait qu’un, un bijou éditorial.
 
18- À propos de cette traduction, à partir de quoi vous-êtes-vous appuyé pour la faire ?
Deux points d’appui essentiels : 1) des ouvrages critiques sur le Songe, 2) des traductions existantes (intégrales ou partielles).
 
19- Pourquoi avoir rajouté des notes explicatives en bas de page ?
C’est une demande explicite de l’éditeur. Je n’y adhérais pas forcément.
 
20- Pourquoi avoir traduit « Primero sueño » par le « Le songe » et non pas par « Premier songe » comme dans la première traduction ? Est-ce parce que Sor Juana elle-même se réfère à son poème avec le mot « sueño » sans l’adjectif ou est-ce une volonté de votre part de quitter tout soupçon quant à l’imitation à Góngora ? Et je m’avance peut-être, en ce sens être d’accord avec la vision d’Octavio paz lorsqu’il qualifie le poème de Sor Juana en disant :  “hay que subrayar la absoluta originalidad de Sor Juana, por lo que toca al asunto y al fondo de su poema: no hay en toda la literatura y la poesía españolas de los siglo XVI y XVII nada que se parezca al Primero Sueño”?
Le Songe, tout simplement parce que c’est ainsi que Sor Juana en parle.
 
21- Comment traduit-on de la poésie selon vous ?
Il faudrait 300 pages pour répondre à cette question. Intuitivement, je dirais qu’on ne traduit pas la poésie, on l’écrit, on la réécrit, inlassablement.
 
22- Respectez-vous plus la forme que le fond ? Je vous pose la question car je remarque l’omission de certains mots dans certains vers ou l’ajout de connecteurs dans d’autres. Je précise, vers 9  “la pavorosa sombra fugitiva”, “que l’ombre vaporeuse et fugitive”. Vers 33, “los faroles sacros de perenne llama”, “lanternes à flamme éternelle”. J’en profite pour vous demander pourquoi d’ailleurs traduire « materia crasa » par « l’huile » ?
Il me serait très difficile de revenir sur tel ou tel point de détails. Ne pas oublier que lorsqu’un auteur parle d’un de ses livres, un traducteur d’une de ses traductions, ils parlent d’un objet qu’ils ont mis au monde des mois, parfois des années plus tôt.
La réponse à vos questions demeure cependant assez simple : dans l’immense majorité des cas, il s’agit de forme. Plus précisément, de sonorité, de fluidité, en clair : de musique. Suena o no suena.
« Materia crasa » : pas la moindre idée. Peut-être une erreur. Ou probablement, comme c’est souvent le cas dans cette traduction, une tentative d’éclaircissement pour le lecteur contemporain qui est loin d’avoir les références mythologiques de Sor Juana. A posteriori, en relisant le texte et sa traduction, je vois que l’allitération en « m » de l’original trouve son écho dans l’allitération en « l » de la traduction. L’huile a au moins servi à ça…
 
23- Pouvez-vous nous donner un exemple d’une difficulté en particulier rencontrée dans une de vos traductions de Sor Juana ?
Un exemple de difficultés sur Sor Juana ? Bien sûr il y en a eu mille. J’ai le souvenir particulier de ce sonnet : « Esta tarde, mi bien, … » quatrième vers : « que el corazón me vieses deseaba; ». La traduction de Magne ne me convenait pas (« car c’est mon coeur que tu désirais voir »), d’abord parce qu’elle ne respectait pas le sens (le sujet du désir), mais ce n’est pas toujours gravissime, mais surtout parce qu’à l’oreille elle coupait la strophe, la bloquait, l’empêchait de s’ouvrir vers la suite du sonnet. J’ai mis longtemps à cerner le problème, pourtant simple (j’avais besoin d’une rime féminine), et à le résoudre : « j’ai souhaité qu’à tes yeux mon coeur se dévoile » et surtout, une fois cette traduction apparue, à résister à la tentation de l’alexandrin binaire parfait : « j’ai souhaité qu’à tes yeux se dévoile mon coeur » qui, s’il sonne bien, tue la strophe (et partant, le désir), y met un terme. Plusieurs jours de suite, j’ai repris la traduction en changeant de vers à chaque fois. Finalement, avec cette pointe d’amertume et, simultanément, de fierté,  qui consiste à ne pas cueillir au bord d’un chemin une magnifique fleur, j’ai abandonné l’alexandrin, consenti à l’impair et respecté l’instinct premier : laisser la strophe éclore sur la suite : « Y Amor ».
 
24 – Et une dernière question, connaissiez-vous Margo Glantz ? Pourquoi l’avoir choisi pour faire le préface de votre traduction à moins que ce ne soit une volonté de l’éditeur ?
Effectivement, c’est un choix de l’éditeur sur une proposition avisée de Philippe Ollé-Laprune.
 
Je remercie Jean-Luc Lacarrière pour avoir pris le temps de répondre à l’ensemble de mes questions pour le temps que cela peut prendre. Et surtout je le remercie de m’avoir aidée dans mon travail de recherche ici au Mexique dans le cadre d’un séminaire sur Sor Juana Inés de la Cruz dont la finalité sera a priori une publication dans une revue littéraire locale.
publié sur tradabordo le 11 novembre 2015 : http://tradabordo2.blogspot.mx/2015/11/jean-luc-lacarriere-espagnol-anglais.html

Palabras sin traducción y otras rarezas lingüísticas

Palabras sin traducción y otras rarezas lingüísticas

Un estudiante nadaba con una estudiante en el río. La chica era una deportista y él en cambio era un nadador desastroso. La chica lo amaba perdidamente y tenía tanto tacto que nadaba igual de despacio que él. Pero cuando la natación se acercaba ya a su fin, quiso pagar rápidamente la deuda que tenía con sus aficiones deportivas y se lanzó con rápidas brazadas hacia la orilla. El estudiante intentó avanzar más rápido y tragó agua. Se sintió humillado, puesto en evidencia en su inferioridad física y sintió lítost.

Milan Kundera escribió estas líneas en El Libro de la Risa y el Olvido, publicado en España por Tusquets y traducido casi en su integridad. Casi. Hay una palabra, ‘lítost’ que se mantiene en el checo original. Hace referencia a la agonía que se siente al ser consciente repentinamente de la propia miseria. “He buscado vanamente en otras lenguas el equivalente de esta palabra” asegura Kundera, “me parece difícil que alguien pueda comprender el alma humana sin ella”.

Decir que el español es muy rico es como decir que el gotelé es muy sufrido o que el Rey es muy campechano. Un lugar común que a fuerza de repetirse ha perdido ya su contenido. Según afirma José Antonio Pascual, vicedirector de la Real Academia de la Lengua Española, en el diccionario se registran 88.000 palabras; el inglés (que se suele poner como ejemplo de idioma pobre y con poco vocabulario) registra más de 170.000 definiciones en su diccionario de referencia, el Oxford, aunque también es cierto que ellos abusan más de las palabras compuestas.

“Se suele estimar el léxico de una lengua añadiéndole un 30% al que recogen los diccionarios”, asegura Pascual. Pongamos entonces por caso que hay cerca de 115.000 palabras en castellano. Son muchas, sin duda, pero no suficientes. Cada idioma tiene sus matices, sus inflexiones y sus palabras imposibles de traducir, lítost es solo una de ellas, hay muchas más.

Si un idioma es un reflejo de sus hablantes los alemanes cumplen los tópicos y se revelan como unos trabajadores incansables. Torschlusspanik es el miedo a que las oportunidades disminuyan a medida que nos hacemos viejos, freizeitstress, el estrés del tiempo libre y todas las actividades que haces para ocuparlo.

Pero hay otra palabra, schadenfreude, que ha cobrado más relevancia e incluso se ha tomado prestada en distintos idiomas. Hace referencia al sentimiento de gozo que se produce al observar el sufrimiento ajeno. No es sadismo, no es envidia, es un término intermedio que encarna a la perfección ese ansia (tan común en la prensa rosa) de asistir a la caída a los infiernos de los ídolos, esa risa involuntaria que brota al ver una caída ajena o el gozo interno que nos invade cuando vemos al final de la película que el villano de turno recibe su merecido.

Tenemos que irnos al otro extremo del planeta para encontrar el antónimo de schadenfreude, hablamos de mudita, un concepto budista que hace referencia a la felicidad que genera la felicidad ajena.

También el japonés refleja en su vocabulario la cultura trabajadora de sus gentes, desde la castrense kyoikumama (madre que presiona despiadadamente a sus hijos para que obtengan logros académicos) hasta gaman, la determinación para afrontar los obstáculos en la vida, de persistir frente a desafíos que parecen insuperables.

Pero el término psico-laboral más extraño que tienen los japoneses no es ninguno de los anteriores, es karoshi, una palabra tristemente de moda en el país que hace referencia a la muerte por estrés laboral.

Gigil expresa en filipino lo que sienten todas las abuelas cuando cogen a sus nietos en brazos, esas ganas de morder o pellizcar algo insoportablemente tierno.

Tartle se utiliza en Escocia para denominar ese momento de vacilación cuando vas a presentar a alguien y no recuerdas su nombre.

Boh es probablemente la mejor expresión que tiene el italiano, sirve para decir con solo tres letras que no tienes ni idea.

Más románticos son los árabes que al pronunciar ya’aburnee (literalmente, tú me entierras) aluden al deseo de morir antes que su interlocutor para no tener que soportar su pérdida. Y seguimos con el macabro tema de la muerte, solo hay un idioma conocido para nombrar algo tan desgarrador como la pérdida de un hijo. Hay huérfanos, hay viudos, y en Israel hay hore shakul.

Los franceses no son de palabras sino de expresiones únicas, y sorprenden nombrando conceptos tan concretos como el ingenio de tener la respuesta acertada cuando es demasiado tarde (l’esprit de l’escalier) o pasar la mañana vagueando en la cama (grasse matinée).

No hay nada intraducible y los que se dedican a ello profesionalmente son conscientes. Todo puede solucionarse con un circunloquio, con una palabra equivalente en el fondo y distinta en los matices. Tampoco existe nadie que domine todos los idiomas del mundo (7.105 según ethnologue), así que es un poco exagerado asegurar que hay palabras únicas. Pero sí que existen palabras sin equivalente en la mayoría de los idiomas conocidos, conceptos que por su mayor uso o por la evolución idiomática han derivado en pequeñas rarezas lingüísticas. Joyas hechas palabras.

Vladimir Nabokov, además de escribir Lolita, la tradujo del inglés al ruso, esa y muchas obras más, propias y ajenas. Era un defensor de la traducción literal, sin cambiar ni un ápice (a pesar de que fuera el responsable de que en Rusia no hablen de Alicia sino de Ania en el País de las Maravillas).

Sin embargo, reconocía que había palabras que no tenían traducción posible y hacía hincapié en una: toska. “Ninguna palabra del inglés traduce todas las facetas de toska”, decía el autor.

“En su sentido más profundo, es una sensación de gran angustia espiritual, a menudo sin causa específica. En el aspecto menos mórbido es un dolor sordo del alma, un anhelo sin nada que nada haya que anhelar. En su nivel más bajo, se reduce al hastío, al aburrimiento”.

Tanto toska como lítost hacen referencia a sentimientos. Haciendo un breve repaso nos damos cuenta de que la mayoría de palabras sin traducción lo hacen. Y dicen más de lo que encierra su estricto significado, dicen cosas sobre quien las habla.

Enrique Alpañés, el 25 de julio de  2013:http://www.yorokobu.es/traduccion/